lunes, 12 de enero de 2015

LA RISA




La risa es una potente herramienta curativa.

Reírse provoca la participación se unos 400 músculos; se liberan endorfinas, se segrega adrenalina, se ventilan los pulmones, se relajan los músculos, se tranquilizan los nervios, aumenta el deseo sexual, mejora las digestiones, retrasa el envejecimiento, previene o evita varias enfermedades y aumenta la vitalidad en general.

Además, es un estímulo eficaz contra el estrés, la depresión y la tristeza. Todos sus efectos contribuyen a nuestro bienestar y su poder de autocuración es mucho mayor de lo que pensamos. Ese poder de regeneración que tiene nuestro organismo se pone de manifiesto gracias a la risa.

La risa no parece adecuarse a la imagen de seriedad que nos impone la sociedad, pero está demostrado que el hábito de reírse en familia, en el trabajo, entre amigos o en pareja, consolida las relaciones y afloja los momentos de tirantez. Todos sabemos que en situaciones de tensión, las personas que no pierden el sentido del humor son las que menos se desmoronan.

Y es que hasta las experiencias más difíciles tienen casi siempre su lado cómico, ya que ponen a las personas en situaciones ridículas y el ridículo es uno de los principales motivos de la risa. No olvides que para ser feliz hay que tener la capacidad de poder reírse de uno mismo, sobre todo en las situaciones ridículas.

A diferencia de los niños, muchos adultos pierden la costumbre de reír y suelen ser demasiado serios; apenas sonríen de vez en cuando y muchas veces lo hacen sin ganas o sólo por compromiso.

Probablemente no sepan que la risa favorece la adaptación a cualquier situación y que tiene el poder de cambiar las actitudes de la gente, puede convencer y apaciguar a las personas más rígidas y agresivas.

Esto hace que tengamos mejores oportunidades para desarrollarnos, crecer y también vencer obstáculos, ya que el sentido del humor puede ser la mejor herramienta para resolver problemas y conseguir amistades. Y es que riendo se puede decir casi cualquier cosa, generalmente entre bromas muy poca gente se ofende.

Para reír y obtener esos beneficios no se necesitan grandes motivos, tampoco se requiere ser feliz ni tener gran sentido del humor. Simplemente hay que estar dispuesto a hacerlo y convertirlo en un hábito. Y para que ese hábito esté presente en nuestras vidas debemos tratar de participar en situaciones alegres, ya que la risa es contagiosa; como por ejemplo ver películas o programas divertidos (no ver nunca noticias), estar con niños y ponernos a su altura, bailar, contar chistes, etc…

Comprobarás que los cambios que se producen con la risa cuando se hace habitual son espectaculares. Sientes que el cuerpo pierde rigidez, que la mente se hace más flexible y que comienzas a irradiar buena onda, alegría y entusiasmo en todas direcciones.

El buen humor y la risa son estados de conciencia más elevados y cuando se empieza a disfrutar de esos estados ya no preocupan los problemas porque se aprende a ver con claridad.

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