sábado, 20 de diciembre de 2014

LA RUTINA




Generalmente todos nos quejamos de la rutina y siempre estamos buscando la forma de evitarla porque nos da la sensación de no estar vivos. Y en parte es verdad, ya que una rutina es una costumbre arraigada o un hábito adquirido por estar haciendo siempre lo mismo y que permite hacer las cosas sin pensarlas, es un automatismo que podemos hacer mientras estamos pensando en otra cosa.

Es cierto que algunas rutinas son necesarias para lo cotidiano, pero a veces también nos impiden ser conscientes del momento presente y disfrutar de la vida. Aun así son muchas las personas que se niegan a cambiar su rutina porque les resulta incómodo tener que prestar atención a todo lo que hacen.

El poder valernos de los automatismos hace que muchas personas extiendan esa actividad a todos los ámbitos de su existencia porque supuestamente lo ven más cómodo, hacen todas sus funciones de la misma manera y de la mejor forma, como una máquina.

Puede que tengan esa manera de hacer las cosas así por una cuestión de tiempo, ya que resulta más rápido con la rutina que tener que pensar cada uno de sus movimientos y cada una de sus palabras ante una situación; pero ignoran completamente que como seres humanos ya están muertos.

La gente que lo hace todo de forma automática no se dan cuenta de lo desagradable, aburrida o dañina que es la rutina para ellos. Ignoran que la vida ha de ser vivida, no programada. 

La rutina también es el enemigo número uno de la felicidad de cualquier pareja, desgasta las relaciones amorosas y llegan a convertirse en previsibles o mecánicas perdiendo todo el encanto y la magia. Y es que si una pareja no vence su propia rutina, los dos llegan a creer que el amor se termina. Una relación sin sorpresas, sin cambios, acostumbrada a un orden de actividades específicas y sin un poquito de aventura está condenada al fracaso.

Una relación debe dejar la rutina a un lado, no como una obligación sino como modo de vida. Cada uno debe tener sus inquietudes y proyectos propios, pero lo mejor es realizar actividades en común; de esta manera será difícil que se pierda la alegría y persistirá el amor, ya que por norma general una pareja sobrevive sólo si existen cambios y momentos felices.

Nuestro cuerpo es rutinario, adora la rutina de los hábitos que le permiten funcionar con el menor esfuerzo posible.

El problema es que cuando uno se halla habituado a una monotonía pocas veces apetece ningún género de distracción, y entonces esa es la principal característica de la rutina: la ausencia de cambios. Para anular la rutina simplemente se trata de cambiar algo.

No es necesario pretender desterrar la rutina totalmente de nuestra vida, sino que como todo requiere que seamos selectivos y utilicemos los automatismos sólo para lo estrictamente necesario tratando de prestar más atención y así no vivir todas nuestras experiencias funcionando con el ‘piloto automático’.

La rutina es lo que nos queda cuando las pasiones son eliminadas, y cuando la rutina agobia es la señal de la conciencia que indica que hay que empezar a ser más creativos con lo cotidiano.

El hombre es un animal de costumbres, pero no hay que olvidar que la costumbre mata al hombre.

 Pero hemos de tener en cuenta por que cambiamos la rutina, no sea que el cambio, nos traiga unas consecuencias con las que no contábamos y tal cambio se convierta en un problema.., sobre todo si en el cambio interviene el corazón.así que ¿Rutinarios o cambiantes? ¡he ahí la cuestión.....!

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